La fábrica del COTIF funciona a la perfección. La producción de jóvenes talentos emergentes no cesa. En cadena, en masa, en serie. Uno tras otro. Delanteros, centrocampistas, defensas, porteros. La fabricación es variada. A la carta. Lautaro Martínez, Yangel Herrera, Marc Cucurella, Álvaro Fernández. La lista es infinita, la demanda abrumadora y el derroche de calidad un clásico en cada edición.
Son placas verbales algo manoseadas de tanto usarlas, pero no pierden encanto. No pasan de moda. Tres décadas y media después, siguen acunando a las futuras estrellas que anualmente se erigen en una fábrica de talento que no para de exportar jugadores a la élite europea. Memorable, esculpida en tardes de niebla espesa, con posavasos hartos de pedir la penúltima mientras la televisión escupe un gol en un escenario en blanco y negro, se ha convertido en la capilla sixtina de las sentencias futbolísticas.
Lo reúne todo: juventud, talento y ambición. Aúna voluntades, traslada los valores del deporte a jugadores y aficionados, exige compromiso, vela por la proyección del fútbol base valenciano, apuesta por el juego limpio y convive con los sueños de los más pequeños. Todo en uno. Polivalencia pura y dura. Lleva muchos años haciéndolo. 34, exactamente. Chicos, chicas, niños, niñas. Españoles, estadounidenses, argentinos, kenianos, japoneses, etc. Blancos, amarillos, negros. El COTIF no entiende de género, ni de nacionalidad y ni siquiera de raza; solo de fútbol, del mejor.
Así lo ratifica su presidente Eliseu Gómez. Una y otra vez. Hasta en tres ocasiones. Ni dos décadas y media pueden con él. Resta importancia al transcurso de los años. Aún así, se sincera y admite que comandar uno de los mejores torneos Sub-20 del mundo durante 34 años, y lo que le queda, no es moco de pavo: “Hay mucho trabajo detrás de los focos, ya que no resulta sencillo reunir a algunos de los mejores equipos en un mismo torneo. Invertimos mucho de nuestro tiempo en la planificación del próximo campeonato de forma altruista, pero nos honra ver cómo todos nuestros futbolistas dan el gran salto a la élite”.
Lo repite en todo momento. No deja lugar a la duda. La conoce como la palma de su mano. Lleva allí desde la treintena, desde que sintió un impulso, ese flechazo de amor verdadero que le ha permitido crear una de las mejores fábricas de jóvenes talentos emergentes. Y es que cuenta con una línea de producción envidiable. Pasada y actual. Histórica y futura. Retirada y renovada. Lo tiene todo. Puede formar hasta un total de diez plantillas con algunos de los mejores jugadores y exjugadores del mundo.
Casillas, Víctor Valdés, Jordi Alba, Dani Alves, Sergio Busquets, James Rodríguez, Guti, Raúl González, Paco Alcácer. El listado de nombres y de calidad es interminable, además de renovado. Descaro, ilusión y proyección. Justin Vom Steeg, John Nelson, Álex Martín, Aitor Buñuel, Óscar Rodríguez, Brian Mansilla, Javier Puado, Guido Vadalá, Santi Mina, Brandon Vázquez, Icardi. Una nueva generación de futbolistas ha llegado para dejar su huella y para renovar la maquinaria de una fábrica que no pausa su producción de jóvenes talentos.