Raúl González, del COTIF a entrenador 25 años después

Ha pasado un cuarto de siglo, pero seguramente Raúl Gonzalez Blanco (Madrid, 27 de junio de 1977) aún tiene grabados a fuego los recuerdos de la edición 1994 del Cotif. En dicho torneo se coronó como máximo goleador y campeón con el Real Madrid juvenil y el paso por el césped de Els Arcs fue la antesala de su debut con la elástica del primer equipo ante el Real Zaragoza a las órdenes de Jorge Valdano el 29 de octubre de ese mismo año. Ha transcurrido mucho tiempo, sí, pero los amantes del fútbol aún recuerdan con admiración y cariño a un goleador listo, infatigable y diferente que marcó una época.

El «7» del Real Madrid deslumbró en la cita de l’Alcúdia hace 25 años y en tiempos posteriores se forjó un nombre grabado a fuego en la historia del fútbol español.

«Tengo muy buenos recuerdos porque toda esa época fue muy especial para mí con la posibilidad de venir al Cotif, que era un torneo con muchísimo prestigio en el que participaban grandes equipos y que conseguimos ganar y fui el máximo goleador. Además, dos meses después pude debutar con el primer equipo. Toda esa época está muy metida en mi cabeza y son unos recuerdos preciosos para mí», apuntaba el delantero en una entrevista concedida hace cinco años con motivo de su vuelta al torneo celebrado en la Ribera, donde realizó el saque de honor. El Cotif fue la antesala al fútbol profesional para él. Luego vendría una larga carrera trufada de títulos y experiencias. Seis ligas, tres copas de Europa, dos intercontinentales con la casaca del Real Madrid -con el mítico gol del «aguanís» como gran momento a recordar- pueblan su sala de trofeos. Tampoco se puede olvidar su exitoso paso por otros clubes como el pase por el fútbol teutón con el Schalke 04, el periplo por el exótico fútbol asiático de la mano del Al-Sadd y la aventura americana en las filas del New York Cosmos. 

Una vida dedicada al fútbol para un personaje público a su pesar, para alguien que nunca quiso salir del césped y lidió con la fama como bien pudo. Nunca quiso protagonizar focos ajenos. Nunca fue noticia más allá de su vida deportiva, luchando por su privacidad a muerte. Algo que aún hace cuando pasa largas temporadas en verano en Menorca, por ejemplo.

No había otro camino: la llegada a los banquillos

Raúl González Blanco fue un líder silencioso, un capitán que mandaba en el vestuario de un Real Madrid plagado de estrellas. Y lo hacía sin estridencias. Y, tras varios años ocupando diferentes cargos como el de embajador del club blanco, todos los indicios apuntaban a que iniciaría su carrera como entrenador. Tras dirigir el juvenil blanco, este año se ha hecho cargo del Castilla. Defiende que «en el fútbol no todo vale» y coge el timón del filial blanco con el objetivo de subir a segunda división. Muchos ven en él el más que posible sustituto de Zidane cuando acabe la actual -sí, acaba de empezar- segunda etapa del técnico francés a los mandos del primer equipo. Incluso, el «7» no ha cerrado nunca la puerta a ser presidente del Real Madrid. Sin embargo, este camino acaba de iniciarse con una nueva camada de jóvenes. Con noveles jugadores que sueñan con todo cuando se calzan las botas antes del entrar al verde. Igual que hacía Raúl González Blanco hace 25 años en cada uno de los partidos que jugó en Els Arcs. El «7» triunfó en el Cotif. Ahora quiere hacerlo en los banquillos, transmitiendo sus experiencias a los más jóvenes. A futuras estrellas con todo por delante. El mundo es suyo. La aventura no ha hecho más que comenzar.

 

 

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